|  | COMENTARIOS A. 1 y 2. Estas son dos preguntas  clásicas con las que se inicia el interrogatorio; su importancia es evidente.  Nunca debe menospreciarse la opinión del paciente mismo acerca de la causa de  su enfermedad; es cierto que con frecuencia es una opinión equivocada pero, en  ocasiones, puede iluminar al clínico. “El paciente es el mejor maestro del  médico”.
 3 y 4. Estas preguntas,  hechas a quemarropa y prematuramente, no se justifican; suelen despertar en el  paciente la sospecha de que el médico, desde un principio, tiene el prejuicio  de que el padecimiento es psicógeno; negará rotundamente este tipo de preguntas  y la relación médico paciente se habrá deteriorado fatalmente.
 5 y 6. Preguntas útiles,  que revelan que el “dolor” es, más bien, una sensación continua de pesantez,  síntoma ciertamente inespecífico y que puede deberse a un número casi infinito  de causas.
 7, 8, 9 y 10. Preguntas  atinadas para iniciar la evaluación del síntoma: cansancio, que averiguamos que  es constante, que no se debe a exceso de trabajo y que se acentúa en el curso  del día, todo lo cual pone de manifiesto que no es signo de depresión y que  debe obedecer a una causa orgánica aunque, aquí también, el número de causantes  es casi infinito.
 11, 12 y 13. Estas  preguntas, útiles todas, proporcionan datos que son ciertamente compatibles con  el diagnóstico de bronquitis crónica la cual, quizás, sea el dato “pivote” que  nos abrirá el camino hacia el diagnóstico del caso.
 14 a 17. Esta serie de  preguntas, relacionadas al síntoma disnea, tienen valor para diferenciar entre  etiología pulmonar y cardiaca y parecen reforzar la impresión de que el  problema del paciente se encuentre en su aparato respiratorio.
 18 y 19. Nuevamente el  paciente manifiesta síntomas poco específicos: prurito, adormecimiento de los  pies y flatulencia. La relación del prurito con la regadera es curiosa pero es  un dato que puede hacer nacer una sospecha de un diagnóstico específico al  clínico astuto.
 20 a 23. Ante la pobreza  de datos anamnésicos hace bien el clínico en buscar nuevas pistas en los  antecedentes: el de insulinoma operado es interesante, pero difícil de conectar  con el conjunto de síntomas actuales; la esplenectomía fue, probablemente,  consecuencia de alguna complicación quirúrgica ligada a la cirugía del  páncreas; el antecedente tabáquico es importante, pues ahí puede residir la  explicación del problema pulmonar.
 24 y 25. Nunca deben  omitirse del interrogatorio los antecedentes medicamentosos; en el caso  presente, sin embargo, las respuestas no han servido para adelantar en el  diagnóstico.
 B.1, 2 y 5. Cuando el  interrogatorio proporciona información relativamente pobre, el clínico se ve  obligado a esmerarse en la exploración física, en un intento de encontrar  nuevos elementos necesarios para integrar una hipótesis diagnóstica. Importa,  por ello, la observación de que el paciente tiene facies rubicunda y cianosis  ungueal, labial y bucal, datos que indican incremento de la concentración de  carboxihemoglobina de la sangre.
 3. Dato que no puede ser  considerado como de interés primario en este caso.
 4. La dilatación de las  venas retinianas es dato de interés, posiblemente relacionado con la cianosis.
 6 y 7. Se justifica la  exploración de linfadenopatía y la glándula tiroides en un paciente cuyos  síntomas inespecíficos pudiesen deberse a alguna enfermedad linfoproliferativa  o tiroidea.
 8 a 11. Igualmente es  atinada la cuidadosa exploración de las venas yugulares, tórax, corazón y  abdomen en un paciente en el cual, hasta el momento, el problema esencial  parece estar localizado en el sistema cardiorrespiratorio. No se comprueba  que haya un síndrome de insuficiencia  cardiaca congestiva pero sí, en cambio, la existencia indudable de neumopatía  crónica con posible hipertensión pulmonar.
 12 a 15. No se justifica  incluir estos datos como parte importante de la exploración física en este caso  particular.
 C.1. El nombre que usted ha  dado al problema clínico de este paciente pudiese parecer tímido, pues se ha  limitado a englobar el conjunto de síntomas sobresalientes, incluyendo la  cianosis, pero tiene la virtud de que, de esta manera, se ha salvado del pecado  de enunciar un diagnóstico que no podrá defender con la información con la que  cuenta.
 2,4. Son aceptables los  diagnósticos de neumopatía obstructiva crónica o bronquitis crónica. ¿Por qué,  entonces, les hemos dado una calificación baja? Porque, a esta altura del  estudio del paciente pueden dejar al clínico demasiado satisfecho, bloqueando  así todo impulso a seguir adelante en su investigación, con el riesgo de  descuidar algún otro diagnóstico, no aparente todavía.
 3 y 5. En cambio no es  aceptable el diagnóstico de cor pulmonale porque no hay datos clínicos de  insuficiencia cardiaca congestiva. Por otra parte, el cuadro clínico no tiene  nada que ver con el síndrome posesplenectomía. Cuando esta intervención quirúrgica  se practicó por primera vez en niños, se observó que predisponía al desarrollo  de septicemia neumocócica fatal. Este fenómeno se debe a la incapacidad, por  ausencia del bazo, de destruir bacterias encapsuladas, como el neumococo. La  incidencia de esta complicación es inversamente proporcional a la edad, por lo  cual es menor, mas no insignificante, en la población adulta, la cual debe ser  inmunizada periódicamente (y los niños con mayor razón) con vacuna neumocócica  polivalente. Por añadidura, importa administrar antibióticos (preferentemente  penicilina oral) con fines profilácticos, antes de cualquier procedimiento  instrumental.
 D. 1. La biometría hemática  muestra importante eritrocitosis y leucocitosis. La cuenta plaquetaria es  normal y hay  muy discreta eosinofilia.  No cabe la menor duda de que esta información es fundamental para el  diagnóstico.
 2, 3. La química  sanguínea es normal, excepción hecha de la hiperlipidemia. Las pruebas  hepáticas también son normales.
 4, 5. Estos análisis  carecen de interés en este caso.
 6. Las radiografías del  tórax confirman el diagnóstico clínico del padecimiento bronquial y descartan  toda sospecha de insuficiencia cardiaca congestiva.
 7. El examen  bacteriológico del esputo en el paciente con bronquitis crónica carece de  utilidad, pues la etiología bacteriana es múltiple o inespecífica; inclusive en  las exacerbaciones agudas, es preferible administrar el antibiótico que,  empírica y epidemiológicamente sea considerado como el más indicado, en vez de  depender de la bacteriología del esputo.
 E.1 a 3. Son igualmente  aceptables los diagnósticos de neumopatía obstructiva crónica y bronquitis  crónica, mas no así el de cor pulmonale crónico, por las razones arriba  expresadas.
 4. El diagnóstico de  hipercolesterolemia no deja lugar a dudas y debe ser tomado en cuenta en la  terapéutica.
 5 a 7. Que el paciente  sufre una policitemia salta a la vista: este término se define como el aumento  de la concentración de los eritrocitos en la sangre. Cuando las mediciones de  la concentración de eritrocitos son muy elevadas (hematócrito mayor de 60%), se  puede asumir con seguridad que reflejan un aumento del número total de  eritrocitos en la sangre circulante, es decir, un incremento de la masa de  eritrocitos. En cambio, cuando estos valores se hallan sólo moderadamente  elevados (hematócrito menor de 60%) es posible que la contracción del volumen  plasmático haya originado una policitemia relativa y, en este caso, deben  determinarse la masa de eritrocitos y el volumen plasmático.
 En efecto, las  policitemias pueden dividirse en tres grupos (Rapaport):
 
        Policitemia  vera o primaria: enfermedad hematológica de origen clonal, que afecta  las células primitivas y se caracteriza por un aumento de producción no sólo de  eritrocitos, sino también de los granulocitos y de las plaquetas.Policitemia  secundaria: complicación de una serie de trastornos, en los que el  aumento de producción de eritropoyetina conduce a un incremento de la masa de  eritrocitos.Policitemia  relativa o policitemia de estrés o falsa: ya mencionada,  frecuente, de etiología variada, causado no por aumento de la masa de  eritrocitos sino por la disminución moderada del componente líquido de la  sangre. En la  policitemia vera muchos de los síntomas se deben al aumento del volumen  sanguíneo: mareo, sensación de plenitud en la cabeza, cefalea, disnea,  somnolencia y astenia. El prurito cutáneo, especialmente después del baño, es  de causa desconocida, pues no puede atribuirse a la ingurgitación de la piel ya  que no se observa en otras formas de policitemia. Puede haber síntomas  relacionados con insuficiencia vascular periférica, como entumecimiento de los  pies. La exploración física suele mostrar: plétora y sufusiones en las mucosas;  distensión de las venas en el examen del fondo del ojo y, raras veces, edema  papilar; esplenomegalia (imposible de encontrar en este paciente  esplenectomizado); hepatomegalia en el 50% de los pacientes, y erupciones y  excoriaciones inespecíficas de la piel.En la  policitemia vera los datos de laboratorio son los siguientes:
 -Serie roja: cifras de eritrocitos,  hemoglobina y hematócrito elevadas; el nivel de hemoglobina suele ser superior  a 20 g/dL. La morfología de los eritrocitos suele ser normal o ligeramente  microcítica.
 -Leucocitosis  (11 000 a 20 000) de cerca de dos tercios de los pacientes.
 -Plaquetas  moderadamente aumentadas (450 000 a 800 000) en las dos terceras partes de los  casos.
 -Masa  eritrocítica elevada: más de 36 mL/kg de peso corporal en los hombres y más de  32 mL/kg en las mujeres.
 -Médula ósea:  más que los aspirados, los cortes histológicos muestran hipercelularidad con  aumento del cociente entre células y grasa; aumento del número de  megacariocitos.
 -Otras: la  fosfatasa alcalina leucocitaria está elevada; el nivel sérico de vitamina B12  en cerca del 25% y el nivel sérico de ácido úrico se encuentra elevado en cerca  un tercio de los pacientes.
 Las  complicaciones más importantes de la policitemia vera son las trombosis y,  paradójicamente, las hemorragias. En el 5 al 10% aparece la gota por  sobreproducción de ácido úrico que se origina por el aumento de la  proliferación eritrocitaria. La úlcera péptica se observa en cerca del 10% de  los pacientes.
 Al progresar  la enfermedad, aproximadamente el 15% de los pacientes evolucionan a un  síndrome de “policitemia vera agotada” que se caracteriza por anemia por fallo  de la eritropoyesis; aumento de leucocitos y esplenomegalia en aumento. También  puede aparecer súbitamente una leucemia aguda no linfocítica.
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 La policitemia secundaria es consecuencia  del aumento de la eritropoyesis debido a una mayor producción de  eritropoyetina. En estos casos, no hay aumento de producción de granulocitos ni  plaquetas. La mayor producción de eritropoyetina puede deberse a una respuesta  fisiológica normal, es decir, en respuesta a la hipoxia, como ocurre durante la  estancia en altitudes elevadas o en presencia de causas pulmonares o cardiacas,  o puede ser fisiológicamente inadecuada, secundaria a secreción procedente de  una neoplasia (hipernefroma o hepatoma), efectos colaterales de un hemangioblastoma  cerebeloso o de un feocromocitoma, o secreción por las células que tapizan los  quistes en la enfermedad poliquística renal. Clínicamente, la policitemia  secundaria puede ser reconocida por: presencia de una enfermedad subyacente que  explica el aumento de síntesis de eritropoyetina (neumopatía, cortocircuito  cardiaco de derecha a izquierda, tumor); ausencia de esplenomegalia y cifras  normales de leucocitos y plaquetas.
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   F1 a 7, 9. Con excepción  de la primera, aunque van dirigidas al problema pulmonar, todas estas preguntas  han sito atinadas, aunque éste no parece ser el problema primario en este  paciente.
 8. La teofilina solía ser  considerada como medicamento de elección, por sus propiedades  broncodilatadoras, sus efectos sobre la circulación pulmonar y su efecto  estimulante de la musculatura respiratoria, disminuyendo su fatigabilidad. Sin  embargo, ahora la mayoría de los expertos la reservan para casos de asma  acentuada cuyos síntomas no responden a corticosteroides inhalados y los agonistas  ß2.
 10 a 14. Los resultados  de estos estudios son muy importantes, porque confirman plenamente el  diagnóstico de policitemia vera y  descartan el de policitemia secundaria: saturación normal de oxígeno arterial;  concentración normal de eritropoyetina en el suero; aumento de la fosfatasa  alcalina en los leucocitos y hallazgos histológicos clásicos en la biopsia de  médula ósea.
 15. El tratamiento  inicial de elección consiste en la administración de flebotomías semanarias y  aún a intervalos de 2 a 3 días para reducir la masa de eritrocitos. El  tratamiento exclusivo con flebotomías puede sostenerse indefinidamente a menos  que existan signos que hagan pensar en la inminencia de una trombosis: recuento  de plaquetas superior a 700 000, antecedentes de trombosis, angina o isquemia  cerebral o edad superior a 70 años (por mayor riesgo de trombosis) En ese caso,  conviene la mielosupresión con hidroxiurea o fósforo32
       El caso presente corresponde a policitemia  vera  cuyo diagnóstico clínico se  complicó por la presencia de una neumopatía crónica que parecía explicar la  cianosis y la policitemia |  |